martes, 3 de diciembre de 2013

Soledad Puértolas, "Con mi madre"

"Quien no tiene secretos no tiene nada...quien no cultiva secretos se queda sin algo esencial"


De entre todo cuanto Soledad Puértolas nos hizo sentir y conocer a lo largo de su conferencia, hemos seleccionado este fragmento de su vida que todos compartimos con intensidad emocional al abrigo de su voz.




"Mi madre, al final de su vida, perdió su armario. Se quejaba de eso alguna vez. Había sido dueña de su armario desordenado que sin duda tenía para ella ciertas claves de orden. No sé dónde están mis cosas se lamentaba, ya no sé nada. Lo decía con infinita pesadumbre, con los ojos perdidos, dentro de una casa cuyo control se le había escapado. Ya no podía cultivar sus secretos, aunque persistió con el gesto misterioso con el que entregaba a sus nietos los billetes escondidos en su puño.
Aún le resplandecía la cara en el momento crítico del trasvase, cuando su mano se abría para depositar el billete en la mano de uno de mis hijos, el que aquella tarde me había acompañado a su casa, ya que cada vez se me hacía más difícil ir a casa de mis padres. Sobre todo, salir sola a la calle oscurecida.
            Pienso ahora que quizás mi madre me haya hecho también ese legado, el de saber que quien no tiene secretos no tiene nada. Puede que lo aprendiera de su madre, del gran armario que presidía el dormitorio de la abuela y que guardaba en  su interior un lugar inaccesible que solo su dueña conocía. Y pienso con dolor en su impotencia final, cuando no podía ir sola hasta su armario y buscar sola la caja de cuero y sostenerla sola entre sus manos y sacar sola los billetes destinados a sus nietos. Pero supo mantener el juego, supo actuar como si aún su secreto le perteneciera por entero. Nunca dio a la vista de todos aquellos billetes que llegaban a sus manos de una forma que ella hubiera preferido diferente, Pero, una vez que el billete estaba en su poder, el secreto revivía. Eso indica lo muy importante que era para ella, eso me dice que quien no cultiva un secreto se queda sin algo sumamente esencial, algo que confiere fuerza y también amor, porque aquel secreto de mi madre tenía esa meta, el de demostrar a sus nietos que existía un vínculo especial entre ella y ellos, algo que los demás no tenían por qué conocer. Y, si de algo estoy segura, es de que mis hijos se lo agradecieron y que aquellas pequeñas sumas de dinero que ella les daba clandestinamente han tenido para ellos mucho más valor que lo que cualquier otra persona, incluida yo misma, les ha podido dar sin ese carácter sagrado del secreto."

( Con mi madre, Soledad Puértolas, ed. Anagrama)