jueves, 13 de diciembre de 2012

"Vivir para contar, contar para vivir; somos animales narrativos"
Las palabras de Luis Landero nos han permitido sentir el latido del contador de historias, del narrador, del ser humano, en fin,  porque vivir y contar son caras de una misma moneda. 


Según Landero, todos somos animales narrativos, necesitamos convertir la vida en relato: los relatos atesoran cofres de vida. Necesitamos contar lo que nos ocurre y, al recrear nuestras experiencias, las vivimos varias veces; cuando vivimos somos mendigos, mientras narramos nos transformamos en reyes. Narramos por instinto de libertad; a través del arte superamos nuestra insatisfacción, justificamos nuestra existencia.
Agarrados a su voz, hemos andado aquellos pueblos de antaño para vivir en los países lejanos de la infancia, lugares donde los ancianos son las bibliotecas vivas que avivan la llama del ocio y combaten la muerte del olvido. De su mano hemos acunado al pájaro para sentir la vida y mirarla con ojos asombrados de niño.
Porque los países lejanos existen, no en el más allá sino aquí y ahora; lo maravilloso es lo que tenemos alrededor si sabemos verlo. La costumbre es el peor enemigo del conocimiento, debemos cultivar la capacidad de asombro. No demos  nunca las cosas por sabidas, vivamos de primera mano; todos somos únicos y originales, por eso la originalidad hay que cultivarla. Hagamos poderosas las palabras humildes y seamos, bien Simbad o el Quijote, vayamos del cuento a la vida o recreemos nuestra vida en el relato. Sin miedo, vida y cuento se complementan; aquel que lo intenta y no lo consigue nunca puede decir que ha fracasado porque solo el afán es lo que nos mantiene vivos y voraces.

"Recuerda que vives en un país lejano"

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